El "Ensayo" de Dave Hume...
A Dave Hume, gran filósofo, filósofo, economista, sociólogo e
historiador escocés y que constituye una de las figuras más importantes de la
filosofía occidental y de la Ilustración escocesa cuyos escritos pertenecen a
1741 a 1742 se le acaba de nuevo de homenajear con la publicación de un nuevo
libro en español: “El Ensayo”; breve pero representativa selección de sus textos,
transitados por el carácter del solitario de Périgord y padre del género, publicandose
en español bajo el título “De los prejuicios morales y otros ensayos”
(Editorial Tecnos, 1988, 1ª edición; 2009, 2ª edición), en traducción de Sofía
García Martos y José Manuel Panea Márquez, dedicado a la reflexión, meta
filosófica sobre el género, en éste, él define
lo que entiende es el hombre y lo divide firmemente en dos grandes grupos que interactúan:
cultos y conversadores. De los cultos dirá que son “aquellos que han elegido como su parcela las operaciones más elevadas
y más difíciles de la mente, las que requieren ocio y soledad, y en las que no
se puede llegar a la perfección sin una larga preparación y un serio esfuerzo”.
De los conversadores, señalará que “el mundo
de la conversación se une a una disposición sociable y a un gusto por el
placer, a una inclinación a ejercicios más fáciles y más corteses del
entendimiento, a obvias reflexiones sobre los asuntos humanos y los deberes de
la vida común, y a la observación de los defectos o perfecciones de los objetos
particulares que los rodean”.
Incontestable, el principio clasificatorio y su verdad se enaltece
con mucha fuerza alrededor de la insistencia de los hombres cultos, ganados por
las necesidades para comprender el conocimiento, actos solitarios que buscan
refugio en aquellos que pueden comunicarlos, pues el culto no es ducho para
hacerlo. Destaca Hume el acompañamiento entre cultos y conversadores, ya que
cada uno cumple un cometido y cada uno no sería sin el otro. Integran una
sociedad en la que unos producen el saber y otros los divulgan y los siembran
en el paradigma mental del resto de los hombres: “Tales temas de pensamiento no se abastecen lo suficiente de la
soledad, sino que requieren la compañía y conversación de nuestros semejantes
para interpretarlos como un adecuado ejercicio para la mente: esto mantiene a
la humanidad unida en sociedad, en la cual cada uno expone sus pensamientos y
observaciones de la mejor manera que es capaz”.
El ensayo, entonces, lo será en la medida en que por partes iguales
contribuya a la generación de conocimiento valido de la reflexión y,
remarcadamente, cumpla con su propagación gracias a la comunicación. Si se
quisiera una reflexión sobre la situación presente de estos señalamientos
teóricos, debe decirse que el mundo globalizado presta mucho interés a la
divulgación y a la formalización de lo comunicable, casi más que a la materia
sapiente que está en la raíz de la comunicación. En otras palabras, grandes
medios para comunicar pequeñas ideas. La urgencia en la inversión de los
términos, de poderse cumplir, reencaminará la asignatura pensante y le
devolverá la fuerza que tuvo cuando eran discursos humanos los que propagaban
los logros del conocimiento. El gran Hume parece dictarnos desde su profundo
siglo XVIII la lección que debemos cumplir en el que creemos avanzado siglo XXI.