EL PAPEL DE LA MUJER…
Para: Martha
Cecilia
…Una joven mujer soltera estaba comentando con el Rabí
sobre algunos candidatos posibles que le habían sido sugeridos, y explicaba
porqué ninguno de ellos la atraía…
El Rabí sonrió: ”Has leído muchas novelas románticas”,
dijo. “El amor no es la emoción abrumadora y enceguecedora que encontramos en
el mundo de la ficción. El verdadero amor es una emoción que se intensifica a
lo largo de la vida. Son los pequeños actos cotidianos de la cercanía los que
hacen florecer el amor. Es compartir, cuidar y respetar al otro. Es construir
una vida juntos, una familia y un hogar.
Cuando dos vidas se unen para formar una, llega un
momento en que cada uno se siente una parte del otro, en que cada uno no
puede ver la vida sin el otro a su lado.”
El hombre es un “conquistador”, a quien se le encargó
enfrentar y transformar un mundo que se resiste, frecuentemente hostil. Con
este fin, se lo ha abastecido de una naturaleza agresiva y extrovertida, una
naturaleza que debe aplicar constructivamente en la guerra de la vida, la
guerra de combatir lo negativo afuera y redimir las oportunidades y los
elementos positivos retenidos prisioneros en los rincones más espiritualmente
desolados de la creación de D´os.
La mujer es su opuesto diametral. Su naturaleza
intrínseca es la de la no-confrontación, introvertida, modesta. Pues mientras
el hombre enfrenta a los demonios afuera, la mujer cultiva a la pureza adentro.
Ella es el sostén del hogar, quien nutre y educa a la familia, la tutora de
todo lo que es santo en el mundo de D´os. “Toda la gloria de la hija del rey es
interior”.
Pero “interior” no significa necesariamente “entre
cuatro paredes”. También la mujer tiene un papel que se extiende más allá del
hogar, también a la más foránea de las hijas y a la más pagana de las tierras.
La mujer que ha sido bendecida con la aptitud y el talento de influir sobre sus
hermanas, puede y debe, ser “saliente”, abandonando periódicamente su refugio
de santidad para alcanzar y movilizar a aquellas que han perdido contacto y
dirección en sus vidas.
Y cuando lo hace, no precisa, ni debe, asumir la
postura guerrera del hombre. El enfrentamiento y la conquista no son la única
manera de tratar con el mundo exterior; también hay una manera femenina, una
manera compasiva, modesta y suave de extraer bondad de la maldad que chispea
afuera. El enfrentamiento es frecuentemente necesario, pero es también tan
frecuentemente ineficaz e incluso pernicioso. Hasta la más fiera de las
batallas requiere del toque femenino de la mujer.
Basado en Likutéi Sijot, Vol XXXV, Pág. 150-155
y extraído del libro El Rebe Enseña, Vol III.
De Rafael Orozco: "Lleno de tí!"...
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