Un día como hoy hace 251 años nace:
Johann Gottlieb Fichte
Filósofo alemán, autor de una influyente teoría idealista de la
realidad y de la acción moral. Nació el 19 de mayo de 1762 en Rammenau
(Sajonia). Comenzó sus estudios en Pforta, para después acudir a las
universidades de Jena (1780) y Leipzig (1781-1784). Debido al prestigio que
adquirió con la publicación de una de sus primeras obras, Ensayo de una
crítica de toda revelación (1792), en un principio atribuida a Immanuel
Kant, consiguió acceder a la cátedra de Filosofía de la Universidad de Jena en
1793. En 1799 fue acusado de defender doctrinas cercanas al ateísmo, por lo que
tuvo que renunciar a su puesto y trasladarse a Berlín, donde siguió escribiendo
y dando clases. Tras un breve periodo durante el cual impartió clases en
Erlangen (1805) y Königsberg (actual Kaliningrado, 1806), en agosto de 1807
regresó a Berlín. En 1810 se convirtió en el primer rector de Universidad Real
Federico Guillermo (actual Universidad de Berlín). Desde que en 1806 Prusia
fuera derrotada por las tropas de Napoleón I Bonaparte, la incipiente
independencia de los estados alemanes se vio amenazada y Fichte se dedicó a
defender con fervor el desarrollo de la conciencia nacional germánica,
especialmente en sus Discursos a la nación alemana (1808). Falleció el
27 de enero de 1814 en Berlín. Fichte mantenía que la filosofía debe ser una
ciencia que ha de desarrollarse, de modo sistemático, a partir de una
proposición simple y evidente, y que debe dejar en claro el punto de partida de
toda experiencia. Aunque en general aceptaba la filosofía crítica de Kant, se
manifestó en desacuerdo con respecto a su teoría de la “cosa en sí” como
incognoscible y a la dicotomía entre razón especulativa y razón práctica.
Fichte defendía que el punto de partida de toda experiencia es la actividad
pura y espontánea del yo, el cual puede ser intuido mediante procesos
intelectuales por todas las conciencias. Para Fichte, el hecho de que el ego,
el “yo”, aprehenda su libre actividad, constituye su propia afirmación, que sin
remedio le lleva al enfrentamiento con el “no yo”, el no ego, la otreidad. La
conciencia consiste en este dinámico encuentro entre el “yo” y el “no yo” por
el que uno mismo y el mundo se definen y se realizan e interrelacionan. El
idealismo ético fichteano, que subrayaba el deseo moral, es una derivación y
una consecuencia de dicha concepción acerca del “yo”. Entre sus obras más
importantes cabe mencionar Doctrina de la ciencia (1794), Fundamentos del derecho natural según los principios de
la teoría de la ciencia (1796), El sistema de la moral según los
principios de la teoría de la ciencia (1798) y El destino del hombre
(1800).
LOS TRES AXIOMAS DE FICHTE:
La filosofía, como crítica de la razón histórica” y "aplicación de
la conciencia histórica a la filosofía y su historia” pemsaba Fichte debe poner
sus bases en los fundamentos de las ciencias humanas. A partir de la
comprensión y la vivencia fluidas de “tipos de concepción del mundo” busca
acercarse a la vida misma y habla por consiguiente de filosofia de la vida.
Henri Bergson y en cierta manera, Friecrich Nietzsche son incluidos en estta
corriente filosofica.
El primero de los tres axiomas de la Teoría de la ciencia explica la
autoconciencia a partir de una “actividad”: “El yo postula originaria y
absolutamente su propio ser”. Sin que se afirme en el origen “yo soy yo” no es
posible para Fichte un juicio universal de identidad A=A. Este yo no es en caso
alguno el yo empírico, que suponemos conocido y del que hablamos como si lo
fuera cuando decimos, p. ej., “yo soy así” o también “yo reconozco esto como
verdadero”. Es un “yo trascendental”, la condición de posibilidad (y una
determinación estructural) de todo saber, y en cuanto que principio de la razón
no es individual.
La idea de Fichte es, en conexión con los dos siguientes axiomas y los
posteriores desarrollos del yo absoluto, derivar todas las categorías del
pensamiento, como sustancia, acción coordinada, fundamento y consecuencia,
justamente de este yo o explicarlas en su nacimiento, o sea, no alcanzarlas, como
ya había hecho Kant, a partir de formas ya existentes del saber. ¿Qué significa
“postular” en el ya mencionado axioma? Si significara “producir” entonces el yo
seria la causa de sí mismo, renaciendo así el antiguo concepto metafísico de
causa Sol Postular también puede entenderse como “dar por supuesto”. En el caso
de una suposición, p. ej.. puede postularse algo hipotéticamente, cuyas
consecuencias pueden ser posteriormente consideradas. Al autopostularse el yo
en el juicio yo = yo, no se puede tratar de una suposición o de una mera
fórmula lógica, en la que no se afirma nada sobre el ser real del yo.
El yo se postula “necesariamente”, es decir, como algo que no puede no
ser (es imposible “no pensarlo”), y se postula “incondicionada mente”, es
decir, no puede ser derivado de nada. Este postular es el origen de todos los
otros postulados-del-ser. “Todo lo que es sólo es en tanto es postulado en el
yo, y fuera del yo no hay nada.” El segundo axioma de la Teoría de la ciencia
es designado por Fichte la proposición de la oposición. Tan indudable como A =
A es la frase de que lo no-idéntico no es idéntico. “Tan ciertamente como la
afirmación incondicionada de la certeza absoluta de la frase ‘no-A no = A’
aparece a la conciencia empírica, se le contrapone al yo necesariamente un no
yo.”
En primera instancia lo único postulado era el yo, de manera que todo lo
que se le contrapone, todos los objetos, son en un principio no-yo. Este
segundo axioma no debe ser” expresado en una fórmula lingüística”, es un paso
antitético no autónomo en la sucesión dialéctica de tesis, antítesis y
síntesis. La síntesis es necesaria, ya que de las dos primeras proposiciones
surge la antinomia: el no-yo es postulado “en” el yo, pues “todo lo que se
contrapone presupone la identidad del yo, en el que se postule y al que se le
contrapone lo opuesto. Por consiguiente, el yo no está postulado en el yo, si
no está postulado también el noyo.
Con lo que yo no es = yo, sino yo = no-yo. El tercer axioma reza: “Yo
contrapongo en el yo al yo divisible un no-yo divisible”. El yo y su
contrapuesto no son ilimitados, sino que se limitan mutuamente. Sujeto y objeto
están inseparablemente unidos; de una parte, no existe la conciencia sin los
objetos hacia los que ella se dirige y por los que es determinada, pero, de
otra parte, tampoco existe sin experiencia de la propia actividad en la
realidad, en la que se pueden condicionar o producir objetos o acontecimientos.
LA FABULA DE HOY…
La vieja y el médico…
Una vieja enferma de la vista llamó,
con la promesa de pagarle, a un médico. Este se presentó en su casa, y cada vez
que le aplicaba el ungüento no dejaba, mientras la vieja tenía los ojos
cerrados, de robarle los muebles poco a poco.
Cuando ya no quedaba nada, terminó
también la cura, y el médico reclamó el salario convenido. Se negó a pagar la
vieja, y aquél la llevó ante los jueces. La vieja declaró que, en efecto, le
había prometido el pago si le curaba la vista, pero que su estado, después de
la cura del médico había empeorado.
-Porque antes - dijo - veía todos los
muebles que había en mi casa, y ahora no veo ninguno.
MORALEJA:
A los malvados, sus mismos actos los delatan.
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